Muchas veces hemos hablado del riego al pasar, pero en esta oportunidad queremos enseñarte algunas cuestiones relacionadas con este aspecto tan importante de la vida de las plantas, para decir por ejemplo que ante la pregunta de muchos de nuestros lectores al respecto, la mejor agua que existe para el riego no es otra que la que cae de la lluvia.
Por eso te recomendamos especialmente que aproveches siempre los días de lluvia para recoger agua con cubos. La ventaja de ésta con respecto a la que podemos obtener de la canilla del jardín, es que el agua de lluvia exenta de cal y es ideal para todo tipo de plantas. En caso de no tener a mano, es mejor siempre que el agua se encuentre a temperatura ambiente, ni demasiado caliente ni demasiado fría.
Incluso, te aconsejamos que cuando vayas a regar tus plantas de interior, seas lo suficientemente cuidadoso como para llenar la regadera por las noches anteriores, para que el agua esté a temperatura ambiente cuando riegues por la mañana. Esto es importante más que nada si tienes especies tropicales, ya que pueden ser gravemente afectadas por el uso de agua fría.
Otro problema común que pueden tener las plantas está directamente relacionado con la salinidad del agua. En tal aspecto, es sumamente importante que si el agua es demasiado salina la descartemos para el riego directo, aunque existen algunas otras alternativas que si bien no son de lo más recomendables, pueden llegar a sernos de utilidad.
Una de las opciones que tenemos en este sentido tiene que ver con intentar escoger siempre plantas que sean de las especies tolerantes a los altos niveles de salinidad, además de buscar regar con un poco más de agua con menos concentración salina siempre que sea posible, y así, desde el riego, le harás un gran favor a todas tus plantas.