Aunque la Afelandra no es una planta demasiado sencilla de cultivar, su hermosura una vez que comienza a florecer bien vale el esfuerzo durante algunos meses. Por eso, a continuación vamos a analizar algunos de los principales cuidados que debemos brindarle a estas plantas, que en principio deben colocarse en sitios con buena luz, pero que no se vean directamente afectados por los rayos de sol.
Además, podemos darnos por hechos con brindarle 2 riegos a la semana todo el año menos en invierno, que se reduce a uno por semana. Incluso, por otro lado, es interesante saber que la Afelandra requiere, por lo general, de una atmósfera húmeda, así que si la tenemos medianamente cerca de un calefactor, conviene que lo pulverices correspondientemente cada dos o tres días, a fin de mantener húmedas sus hojas.
Luego, entre los hechos que debemos evitar para mantenerlas en buen estado, no podemos dejar de mencionar que las Afelandras requieren que mantengamos su tierra siempre húmeda y nunca seca, además de que si estamos en presencia de un ambiente muy húmedo, podemos reducir la cantidad de riesgos, o también podemos favorecer su crecimiento si añadimos semanalmente liquido fertilizante poco concentrado al agua de riego de abril a septiembre.
Si queremos que nuevos brotes se formen de modo constante, por otro lado, podemos recomendar podarla después de la floración para estimularla, además de que analizaremos la presencia de pulgones siempre y cuando sus hojas presentes deformaciones. Incluso, si queremos que se cure, también son aconsejables los tratamientos con diazinón o malatión, o los insecticidas.
También es muy común en estas plantas la floración prematura, que se produce debido a un exceso de iluminación, a un aumento brusco de la luminosidad o a temperaturas elevadas, y que podemos evitar, evitando estas situaciones. Para evitar las quemaduras de sus hojas, en tanto, la recomendación viene por alejar las plantas de los rayos solares.