El Aloe Vera es una de las plantas más famosas del mundo por sus propiedades, y en cierta forma, es por esta cuestión que una enorme cantidad de personas han optado por cultivar estas plantas en sus jardines, incluso cuando no tienen demasiados conocimientos acerca de la misma. Por ejemplo, podemos comenzar diciendo que se trata de una especie que presenta enormes facilidades para superar el frío, aunque no así la humedad.
Por esta razón, es que recomendamos cultivarla en un terreno con fácil drenaje, en maceta o directamente en el suelo, para que siempre se mantenga en medio de una tierra seca. Además, es importante elegir una arena con un pH ligeramente ácido, pues los suelos demasiado alcalinos retrasan el crecimiento del aloe, y si queremos obtener un buen rendimiento, ello no nos favorecerá.
Por otro lado, si nuestra intención es la de que la planta crezca en el exterior de nuestra casa, no podemos dejar de señalar lo importante qué es el hecho de que reciba una buena dosis de viento diario, tanto como para que su tallo se fortalezca, como así también para evitar que las hojas se mojen demasiado por efecto del riego, la lluvia o la humedad del ambiente, lo que podría provocarles problemas.
Incluso, es un hecho comprobado científicamente que el Aloe Vera prospera mejor cuando no sufre cambios bruscos de temperatura y esta oscila entre 20º y 25º C, de modo que debemos analizar llevar la maceta dentro de la casa si vivimos en alguna zona en la que los inviernos sean demasiado crudos, para priorizar su mantenimiento.
Finalmente, también es importante saber que el Aloe Vera debe regarse más bien poco, aunque siempre intentando llegar a lo más profundo de la maceta. Incluso, al tratarse de una planta xerófila, si la tenemos en tierra no suele necesitar riego durante el invierno y en verano basta con regarla una vez al mes.