En el mundo del diseño de jardines y paisajismo, una tendencia innovadora está ganando popularidad entre entusiastas y profesionales. Ante la creciente preocupación por la crisis climática y los desafíos ambientales, surge una nueva forma de concebir el jardín, que se enfoca en la sostenibilidad y la adaptación climática de los espacios verdes, sin sacrificar el aspecto lúdico y funcional.
Este enfoque abandona las fórmulas tradicionales de diseño, favoreciendo una jardinería más libre y responsable, que combina aspectos creativos con el uso de especies autóctonas y un manejo eficiente del agua. Sus pilares son claros: menos mantenimiento, mayor biodiversidad y una experiencia única para quienes se aventuran a practicarlo.
El fundador de Paisaje Positivo, un estudio de paisajismo que ha estado desarrollando proyectos basados en la adaptación al medio y el uso sostenible de los recursos, compartió sus impresiones sobre esta tendencia creciente. «Estamos sorprendidos por la cantidad de personas que están dejando de ver su jardín como un lugar puramente ornamental. Ahora comienza a ser un espacio para la experimentación, donde poder aprender y conectar con la naturaleza de manera más profunda», señala.
Uno de los fundamentos de este nuevo paradigma es la xerojardinería, una técnica que utiliza plantas adaptadas a climas secos y que requieren poco riego. Esta práctica, cada vez más común en regiones afectadas por la sequía, no solo reduce el consumo de agua, sino que también permite crear jardines resilientes, atractivos y llenos de vida. Desde el estudio afirman: «Cuando eliges bien las especies y piensas en el conjunto como un ecosistema, el jardín pasa a otro nivel».
Este enfoque alternativo invita a romper con las convenciones del jardín perfecto, permitiendo desarrollar nuevas combinaciones, explorar texturas y ciclos de floración inusuales, y proponer nuevas posibilidades estéticas. Se trata de experimentar con el diseño, reservar espacios para la sorpresa y aceptar que la belleza también puede residir en lo inesperado y lo silvestre.
Iniciativas como Paisaje Positivo promueven una visión más consciente del diseño de jardines, donde la estética no se opone a la ecología. No se busca imponer un estilo en particular, sino abrir el camino hacia formas más personales, sostenibles y auténticas de entender el paisaje.
Con pequeños cambios, como sustituir el césped por plantas nativas, favorecer hábitats para polinizadores o reducir el uso de fertilizantes, esta nueva forma de jardinería demuestra que es posible conseguir mucho con poco. Asimismo, cuidar el entorno se revela como un acto creativo, que permite disfrutar del proceso y de la conexión con la naturaleza.