Un artículo más en el que nos referiremos a las diferentes plantas curativas que puedes cultivar en tu jardín. En esta oportunidad comenzaremos hablando del jengibre
Cultivo del jengibre
El jengibre siempre fue muy valorado, según nos cuenta la historia en el siglo XVI en países como Inglaterra menos de medio kilo de jengibre costaba lo mismo que una oveja, y en otros países como China se le atribuían poderes mágicos. Lo cierto es que nadie puede negar sus beneficios para la salud y ese sabor tan especial que le da a los alimentos.
Quienes quieran incorporar el jengibre al jardín deberán saber que el cultivo de esta planta puede ser más difícil que otros ejemplares, pero les aseguro que si vale la pena intentarlo. Se puede plantar en el suelo o en una maceta, lo ideal es hacerlo por la segunda. Para hacerlo se necesita de la raíz del jengibre y si es posible de algunos brotes. Para obtener los brotes se puede dejar la raíz toda una noche en un recipiente de agua tibia.
Después se deberá colocar en tierra que contenga un tercio de abono casero, la maceta deberá tener 40 centímetros de profundidad. Se deberá colocar la raíz de unos cinco centímetros bajo tierra, con los brotes hacia arriba. El suelo en donde se encuentre el jengibre deberá estar siempre húmedo, y de ser posible recibir sol directo.
Dentro de los efectos que genera el jengibre encontramos la capacidad de reducir la inflamación del intestino grueso, disminuye el dolor muscular hasta un 25 por ciento, mejora los síntomas en las personas asmáticas, alivia los dolores menstruales, permite combatir la hipertensión arterial.
Podrás consumirlo en forma de infusión, hirviendo la raíz y acompañarlo con una cucharadita de miel o lo puedes incorporar en diferentes aderezos para condimentar pescados o acompañar ensaladas Muchas personas lo ingieren directamente cortado en finísimas rebanadas por la mañana.