Las plantas necesitan de luz para poder crear la energía necesaria que las mantienen vivas, por eso no deben ser colocadas en sitios oscuros. Cuanta más luz haya en el ambiente en donde se estén las plantas de interior mejor será su desarrollo, convirtiéndose en ejemplares sanos y felices.
Gracias a la luz las plantas pueden producir azúcares muy parecidos a la glucosa, que luego de una serie de procesos se convierten en elementos químicos que son fundamentales para el crecimiento. El color verde de sus hojas, sustancia llamada clorofila, tiene la capacidad de absorber la energía solar.
Esta energía es usada para combinar el dióxido de carbono del aire con el agua, así puede elaborar azúcares. Este proceso es conocido con el nombre de fotosíntesis.
Si no tiene luz suficiente la cantidad de clorofila puede reducirse, así no podrá producir glucosa y su crecimiento será lento, como consecuencia se debilitará presentando hojas descoloridas y tallos más delgados y débiles.
La mayoría de las plantas necesitan para el crecimiento recibir un promedio de 10 horas de luz. Las plantas de exterior tienen la ventaja de recibir luz de todos lados, en especial por encima de ella, cosa que se complica bastante en una habitación, donde solo la recibe a través de una ventana o puerta. Las plantas del interior casi nunca tienen la luz que necesitan, aunque nosotros imaginemos que sí.
Muchos de nosotros tenemos la costumbre de cerrar las cortinas durante las horas más luminosas del día, cuando el sol es más intenso, dejando los ambientes casi en penumbras. Esto es un error grande y frecuente, ya que acortamos las horas de luz.
Las plantas que tienen flores y hojas variegadas necesitan más luz que las plantas que tienen un follaje oscuro, éstas pueden ser colocadas un poco más alejadas de las ventanas. Si notas que las plantas parecen sufrir exceso o falta de luz búscales un lugar más adecuado.
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