La elección de las ventanas del hogar no es sólo una cuestión estética, sino que va mucho más allá. Estos elementos son clave para controlar la temperatura de la casa, el ruido que nos llega desde la calle e incluso la seguridad. Por eso es conveniente no solo centrarse en el color o en su precio, sino que es importante centrarse en otras características como el material utilizado para su fabricación, el tipo de apertura que tiene o el nivel de aislamiento, entre otras cosas.
Partiendo de estas premisas, hoy queremos centrarnos en hablar sobre qué deberíamos tener en cuenta a la hora de compra unas ventanas.
Materiales utilizados en la fabricación de las ventanas
Empecemos por los materiales. Hoy mandan tres: PVC, aluminio y madera. El PVC destaca por su aislamiento térmico gracias a sus cámaras internas; es estable, fácil de mantener y suele ser la opción con mejor relación calidad-precio para viviendas habituales. El aluminio ha mejorado muchísimo con la rotura de puente térmico (RPT), que coloca un separador aislante entre cara interior y exterior del perfil para evitar pérdidas. Es rígido, permite marcos más finos y un diseño muy limpio, y resiste bien a la intemperie, algo a valorar en fachadas muy expuestas o zonas costeras si se combinan herrajes inox y un buen lacado. La madera queda como la opción más cálida y natural; bien tratada ofrece un comportamiento térmico excelente, aunque exige mantenimiento periódico. Una cuarta vía son los sistemas mixtos (madera interior y aluminio exterior), que buscan lo mejor de ambos mundos, con un coste superior.
En el portal ventanas.es podéis encontrar un gran número de modelos de ventanas de diferentes materiales.
Tipo de apertura
El tipo de apertura condiciona el confort diario. La oscilobatiente es la favorita porque permite ventilar en posición abatida con seguridad y sella muy bien cuando está cerrada. La practicable (abatible lateral) es similar en hermeticidad y fácil de limpiar. La corredera ahorra espacio, pero su punto débil tradicional ha sido la estanqueidad; si te gusta este formato, busca modelos elevables o correderas de altas prestaciones, con cierres perimetrales y buenos felpudos, y utilízalas en huecos grandes donde su ventaja espacial compense. Para buhardillas o cubiertas, las ventanas de tejado aportan una luz espectacular; fíjate en la facilidad de limpieza y en los accesorios de control solar. Más allá del mecanismo, interesa que el sistema incorpore microventilación para renovar aire sin abrir del todo y bisagras robustas que soporten el peso del vidrio moderno.
El acristalamiento de la ventana
El corazón de la ventana está en el vidrio. Un acristalamiento estándar de calidad en vivienda actual suele ser doble con bajo emisivo y cámara con gas argón; así se reduce la pérdida de calor en invierno y la ganancia no deseada en verano. En climas extremos o en viviendas muy eficientes es habitual el triple acristalamiento; no siempre compensa, pero sí cuando la envolvente está muy bien aislada y buscamos valores Uw muy bajos. Para entender la ficha técnica conviene distinguir entre Uw (transmitancia del conjunto ventana), Ug (del vidrio) y factor solar g, que indica cuánta energía del sol entra: cuanto más bajo, menos sobrecalentamiento en verano. Si tu salón tiene orientación oeste y te fríe el sol por la tarde, pide vidrios selectivos que dejen pasar luz pero filtren radiación.
Aislamiento
El aislamiento acústico merece capítulo aparte. Si vives junto a una calle con tráfico, una escuela o un bar, el ruido te acompaña todo el día. Aquí importa el espesor y la asimetría de los vidrios y, sobre todo, el uso de laminados acústicos con butiral especial. Un 4+4 acústico combinado con otra hoja distinta y una cámara generosa puede marcar la diferencia. Si puedes, explica al fabricante el tipo de ruido para que recomiende la configuración más adecuada.
No todo es la ventana en sí: el cajón de la persiana puede arruinar el aislamiento si es de mala calidad. Es recomendable optar por cajones aislados y estancos, con tapa interior accesible y juntas que no dejen pasar aire. La persiana motorizada aumenta la comodidad y facilita el uso de lamas con mayor peso y mejor oscurecimiento, pero lo importante sigue siendo el cierre perimetral y la ausencia de fugas.
Estanqueidad
La estanqueidad al aire, agua y viento aparece en las fichas como clases AEV. Para climas con lluvia y viento lateral, una buena clase E (agua) y clase C (viento) evitan filtraciones y vibraciones. En el día a día esto se traduce en menos polvo dentro de casa, menos corrientes y una sensación térmica mucho más estable.
Una buena ventana es el equilibrio entre material, apertura, acristalamiento, estanqueidad y montaje, adaptado a tu vivienda y a tu clima. Cuando esos cinco elementos encajan, la casa gana confort, silencio y eficiencia desde el primer día. Y eso, a la larga, se nota en cada invierno, en cada siesta de verano y en cada factura.




