Está claro que los pimientos son uno de esos complementos infaltables en muchas preparaciones gastronómicas, y una de las grandes ventajas que presentan, es que se puede ahorrar bastante dinero si los cultivamos en nuestro propio huerto. Sin embargo, como siempre sucede en estos casos, existe una serie de recomendaciones que deberás tener en cuenta si quieres tener éxito con este emprendimiento.
Lo primero que debes considerar es que estos pimientos, una de las principales fuentes de vitamina C con las que podemos encontrarnos, superando incluso a varias frutas, necesitan un suelo húmedo, en el que no se produzca ningún tipo de encharcamiento y que a su vez, no cuenta con niveles demasiado elevados de sodio, ya que ello podría dificultar el desarrollo de la planta.
Además, como la salinidad de los suelos normalmente se da por el uso excesivo de fertilizantes químicos, te recomendamos que tengas los cuidados necesarios del caso a la hora de no plantar los pimientos cerca de las zonas del huerto donde se hallen por ejemplo patatas y tomates, debido a que los mismos pueden llegar a transmitirles enfermedades, y matarlos en cuestión de días.
En cuanto al ambiente, conviene siempre que el mismo sea lo más cálido y luminoso posible, de forma tal que los ambientes templados son los que mejor se adaptan a los pimientos, y para evitar que el desarrollo normal de la planta se vea afectado, se recomienda siempre producir su plantío en los meses más fríos del año, con los recaudos del caso, para que crezca en verano.
Finalmente, si tu intención es poder plantar los pimientos a partir del crecimiento de las propias semillas, lo que podemos recomendarte es que las prepares antes de llevarlas a su asentamiento definitivo. Ello lo puedes hacer plantándolas en vasos de papel, por ejemplo, y trasplantándolas al cabo de uno o dos meses.