Hoy nos referiremos a las principales características de la hiedra, una enredadera muy bonita cuyas hojas van cambiando de color a lo largo del año.
Pertenece a la familia de las Araliáceas, su especie es Hedera helix. Su nombre en castellano es Hiedra arbórea, en ingles Common Ivy, en francés Lierre commun, en italiano Edera arborea.
Se trata de una especie perenne que llega a alcanzar una longitud de tallo de 50 metros. Crece en regiones templadas de Europa meridional, también puede verse al norte de África y en India.
Al verla nos encontraremos con una especie de liana abrazadora de tallos redondeados ramificados que surgen de un tallo subterráneo leñoso. Es normal que crezca sobre otros árboles y sobre muros. Es importante que tengas en cuenta que no causa ningún daño a los árboles sobre los que se desarrolla, no se trata de un parásito ya que no viven de las plantas a las que se abraza.
Sus hojas son verdioscuras de 3 a 5 lóbulos, satinada en el haz. Las flores son de color verde amarillento con forma de umbelas globulares. Las bayas son negras y del tamaño de un guisante. Es importante que sepas que las bayas pueden resultar venenosas.
Entre sus componentes principales encontramos los saponósidos, glicósidos flavónicos y una sustancia de acción hormonal no identificada químicamente hasta la actualidad.
La hiedra tiene diferentes aplicaciones terapéuticas. Uno de sus componentes, la hederían cuenta con un efecto antitusígeno y expectorante. De decocción de sus hojas sirve para aliviar los dolores reumáticos o neurálgicos, se utiliza para evitar la aparición de piojos y para el tratamiento de la celulitis.
La hiedra es una planta cuyo desarrollo es rápido, aunque se deben despuntar los ápices vegetativos para que el crecimiento sea más compacto. Puede llegar a crecer hasta 46 centímetros por año. Dependiendo de la variedad algunas son plantas más pequeñas.
Son plantas que tienen una vida relativamente larga, cuando se vuelven muy grandes pueden ser trasplantadas al exterior.
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