El jacarandá es uno de los árboles más preciosos que podemos encontrar en todo el mundo, y por este motivo, si hay uno que se halla a nuestro cuidado, de seguro querremos ofrecerle las mejores posibilidades de vida. Es por eso que te traemos algunos interesantes consejos que te permitirán sacar todo el provecho de esta preciosa especie con origen en América Latina, que ha sabido ganar miradas en todo el mundo.
Lo primero que debes tener en cuenta, si tú mismo vas a plantarlo, es que el jacarandá se caracteriza por tener un crecimiento muy acelerado, que lo lleva a alcanzar proporciones muy grandes, y particularmente nosotros lo recomendamos sólo para los jardines muy amplios, o los parques de las casas en los cuales no existe riesgo de que sus dimensiones finales terminen afectando al ecosistema que lo rodea.
Floreciendo el mismo entre los meses de mayo y agosto, el jacarandá si está bien cuidado logrará que todo tu jardín se tiña con sus hermosos colores celeste y violeta, al mismo tiempo que si bien se trata de una especie que puede soportar directamente la llegada de los rayos solares por buena parte del día, no es demasiado resistente a la sombra, así que debes ubicarla donde el sol le llegue.
De igual modo, en el caso del jacarandá nos encontramos con que el riego también es muy importante, y al respecto debes considerar que hay que darle agua al menos una vez al mes. Si bien es cierto que se trata de una especie que puede sobrellevar sequías breves, la verdad es que siempre hay que regarlo, sobre todo en verano, cuando la cantidad de precipitaciones suele disminuir en la mayor parte del mundo.
Finalmente, también tienes que tener un ojo encima de este árbol por causa de la poda, y al respecto nuestra recomendación es que lo podes especialmente en los primeros años de vida. De esa forma, podrás darle las dimensiones que tu quieras, y lograrás que con el paso del tiempo las respete.