Para que el cultivo de rosales en macetas sea exitoso será necesario elegir alguna variedad que esté en estado adulto y que en su crecimiento no llegue a tomar un tamaño muy grande, una excelente alternativa para no correr riesgos es elegir algún rosal enano o en miniatura.
Para que el crecimiento sea el óptimo se deberán colocar las macetas a sol pleno y regar siempre el suelo y no sus hojas. Si se mojan las hojas se puede fomentar la aparición de diferentes hongos.
Los rosales ubicados en macetas tienen que recibir el fertilizante correcto, es importante aplicarlo a mediados de la primavera y cuando comienza el verano, cada 15 días. Siempre recuerda quitar las flores marchitas de la planta, así se ayudará a la aparición de flores nuevas.
Podar las ramas
Cada invierno es necesario que las ramas de los rosales sean podadas. Además los expertos aseguran que es necesario sacar el rosal de la maceta cada dos o tres años con el fin de renovar la tierra. Se tiene que retirar al menos dos terceras partes de la tierra y cortar la misma proporción de raíces.
Los rosales son plantas que pueden contraer diferentes enfermedades provocadas por los hongos, entre ellas la mancha negra, la roya o el moho blanco. Recuerda que deberás examinar los rosales regularmente y verificar que las hojas no presentan signos de hongos, y en el caso de que los
Cuanta más profunda sea la maceta que elegiste para el rosal mucho mejor, pueden vivir muy bien en las macetas con forma de ánfora porque tienen una buena profundidad. Tienes que calcular aproximadamente 30 a 40 centímetros de profundidad para los rosales miniaturas, 40 a 50 centímetros de profundidad para los híbridos de té y floribundas, 50 a 60 centímetros para los rosales ingleses y para los rosales trepadores.
El riego de los rosales en macetas
Es necesario prestar atención al riego de los rosales que tengas en macetas. Deberás tomarle la mano a la medida de agua, evitando quedarse corto o pasarse. Un rosal que en tierra requiere cerca de tres días sin riego en una maceta necesita ser regado todos los días.
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