En el mundo entero conocemos jardines realmente muy variados, y algunos de los más interesantes son sin dudas los jardines aromáticos, que destacan por la utilización de plantas que sobresalen por sus fuertes aromas, y que históricamente han sido escogidas por el hombre para elaborar ungüentos que usaban primeramente en rituales religiosos, y con el paso del tiempo, para el desarrollo de fragancias de baño y aseo personal.
Los primeros jardines aromáticos fueron establecidos entonces por civilizaciones como las de los egipcios, griegos y romanos y aunque actualmente en occidente no se los relaciona de forma específica con ninguna corriente religiosa, podemos ser testigos en oriente acerca de cómo tanto budistas como hindúes no pierden de vista la elaboración de ungüentos mediante su uso.
Otra cuestión que pocas personas tienen en cuenta pero que de seguro conocerán los amantes de los jardines aromáticos, es que la gran mayoría delas plantas que forman parte de estos sitios son provenientes directamente de Persia. Fue durante la Edad Media, de hecho, que casi todas ellas fueron llevadas en primera instancia a la India y Europa, y con las corrientes conquistadoras, a África y América.
El clima también siempre ha sido fundamental para este tipo de jardines, y es por eso que en el sur de España se ha mantenido la tradición de los jardines aromáticos, sobre todo mediante la utilización e especies como el jazmín, el azahar y el dondiego de noche, todos ellos muy valorados históricamente a nivel nacional.
Ya en las últimas décadas, más allá de que las plantas aromáticas no han perdido su valor en cuanto a las fragancias que irradian, también se las ha comenzado a utilizar paulatinamente en distintas preparaciones gastronómicas. Incluso, ya más recientemente aún, muchas de ellas comenzaron a ser tenidas en cuenta por sus propiedades medicinales, además de cosméticas, logrando utilizarlas para embellecer y fomentar la salud del ser humano.