Tener un jardín bonito es complicado si no conocemos el terreno y las características del mismo. Debemos tener en cuenta que existen diferentes tipos de suelos con sus distintas propiedades. Una vez conozcamos cuál es el que tenemos en el jardín podremos cultivar unas u otras plantas ¡con éxito!
¿Cuántos tipos de suelos existen?
Es importante saber que no hay dos tipos de suelos iguales, pueden ser similares… pero nunca iguales. Existen tres factores de gran relevancia que debemos tener en cuenta, como: la temperatura, la riqueza del suelo y su drenaje. Las características físicas, químicas y biológicas de uno a otro no serán las mismas, pero se pueden diferenciar en varios grupos: arenosos, arcillosos, intermedios o francos.
Las diferencias de un suelo a otro ¡aún van mucho más allá! Si nos fijamos dentro de nuestro propio jardín también se puede descubrir características diferentes. Los suelos y terrenos inclinados, por lo general, serán menos fértiles que sus zonas más bajas.
La importancia de estudiar las características del suelo radica en que sabremos el tipo de plantas que podemos cultivar en el mismo o bien informarnos como poder mejorar la superficie, para que el cultivo sea un éxito.
Las características y propiedades de los diferentes tipos de suelos determinan el tipo de especies que podremos cultivar. Así que deberemos conocer éstas para saber como aprovechar el propio terreno. Si aún así quieres añadir una superficie sobre parte o todo el terreno echa un vistazo al suelo de madera de exterior preparado para el verano.
Propiedades del suelo
Como hemos visto, la importancia de conocer las propiedades del suelo es prioritario si deseamos tener un jardín bien bonito, con unos cultivos exitosos. A grandes rasgos se pueden distinguir, de acuerdo con la textura, cuatro tipos de suelos determinados por sus propiedades. Entre ellos, nos encontraremos con: suelos arcillosos, arenosos, pedregosos y francos. ¿Cuál es tu tipo de suelo?
Suelos arcillosos
Evidentemente en este tipo de suelo es predominante la arcilla; su única ventaja es que son suelos bastante fértiles. Para mejorar la calidad de este tipo de superficie una buena idea es añadir compost. Mejorar el estado hará que los cultivos tengan éxito.
Suelo arenoso
Es completamente diferente al visto en el apartado anterior. Cuando vayas a cogerlo verás que se te deshace entre los dedos, porque es un suelo suelto y seco. En este tipo de superficies el agua es absorbida con mucha rapidez, por lo que son muy permeables. Además se secan muy rápido.
Los suelos arenosos deben ser regados con más frecuencia, que otros. Una buena idea para hacer que estas superficies sean más fértiles es añadir más materia orgánica.
Suelo pedregoso
Quizás estos suelos son más complicados porque presentan muchas piedras y esto dificulta el cultivo de las plantas. No obstante son ideales para plantar ejemplares capaces de desarrollarse sin necesidad de un suelo más fino. ¿Es este tu tipo de suelo?
Suelo franco
Probablemente hayas escuchado hablar de este tipo de suelo, el cual es más liviano y suelto que otros. Suele presentar una cantidad más grande de limos, humus y materia orgánica. Los suelos francos suelen ser muy fértiles y es uno de los más aptos para los cultivos y muchas especies de plantas que se desarrollan bien. ¿Es este tu tipo de suelo?
Cómo reconocer la tierra de tu jardín
Para tener éxito en los cultivos, para mejorar el suelo o para descubrir qué puedes plantar en el mismo lo mejor es saber con qué tipo de superficie contamos. Para ello se pueden hacer varias cosas, y una de ellas es conocer la historia del lugar donde vives. ¿Había vegetación? ¿Ha habido alguna construcción? ¿Era un terreno virgen?
Otra idea es llevar una muestra del terreno a un laboratorio, puedes llevar varias de diferentes zonas del jardín. El laboratorio analizará la composición de la tierra de forma exacta.
La idea anterior es estupenda pero algo cara, por lo que puedes recurrir a otras opciones más caseras… aunque no serán igual de exactas. Por ejemplo, coge un trozo de tierra entre tus manos y comprueba si se puede aplastar, lo húmeda que está o bien si no se hacen grietas al tocarla… de ser así estás ante un suelo arcilloso.
Otros suelos más arenosos se desharán en tus manos y sus gránulos se escurrirán entre los dedos. Si es lo que ocurre en el suelo de tu jardín estás ante una superficie arenosa. Este tipo de suelos hay que regalos con más frecuencia, pero se puede mejorar la calidad del mismo.
Los distintos tipos de suelo tienen sus ventajas y sus desventajas, pero se pueden intentar mejorar. Es imprescindible sacar el mayor provecho de tus tierras, para poder plantar o cultivar lo que necesites. Recuerda que las plantas requieren de ciertas condiciones para su desarrollo por este motivo es bueno analizar aspectos, como: el pH, la textura, el contenido en nutrientes, la temperatura, la profundidad y salinidad de la tierra.
La profundidad del suelo
Cuando sepamos con qué tipo de suelo contamos en el jardín, también es importante conocer cuál es su profundidad. Recuerda que hay plantas con raíces grandes que necesiten de mayor profundidad que otras, como por ejemplo los árboles.
Para saber como de profundo es tu suelo puedes cavar y ver donde comienza la capa dura del mismo. Realmente se consideran suelos profundos aquellos que superan los 2 metros de profundidad, mientras que los poco profundos no tienen más de 50 cm.
Dependiendo de esto habrá especies que quieras cultivar en el jardín que es mejor hacerlo en las zonas más profundas o bien cambiar el tipo de cultivo. Si quieres conocer más sobre otras superficies descubres cuáles son los mejores tipos de suelos para palmeras.
¿Podrías añadir más información sobre los diferentes tipos de suelos? ¿Sabes cuál es el tipo de terreno de tu jardín? ¿Qué sueles cultivar en el exterior? ¿Has tenido que mejorar la calidad del terreno para cultivar?