Para tener un césped sano y bonito se deberá abonar cada año, así se le devolverá al suelo el nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio y todos los nutrientes que vayan perdiendo con los continuos cortes.
Una buena opción es tener una cortadora de pasto que tritura los restos del pasto cortado y los devuelve en pequeñas partículas para que sea más fácil la descomposición, una forma de devolver al suelo los minerales tomados.
En ocasiones las lluvias producen un lavado que no es nada bueno para el desarrollo del césped ya que los minerales (en especial el nitrógeno) es arrastrado a las capas más profundas lejos del alcance de las raíces.
La cantidad de fertilizantes que debes colocar dependerá de diferentes factores, lo ideal es estudiar cada caso en particular, realizando un análisis del suelo, el clima, el tipo de césped y el uso que le damos, estos parámetros permitirán ajustar las dosis. No es lo mismo tener un césped de un green de campo de golf que uno donde el clima es muy lluvioso o en un clima subdesértico.
En promedio el césped necesita durante todo el año de unos 12 kilos de nitrógeno por cada mil metros cuadrados. Se pueden repartir en tres aplicaciones en todo un año.
Con un fertilizante que contenga un 46 por ciento de nitrógeno colocaremos menos kilos de abono que de uno que contenga 15 por ciento de nitrógeno para llegar a los 12 kilos necesarios de nitrógeno. Te daremos un ejemplo práctico:
Al comprar un fertilizante deberás conocer la riqueza que tiene de nitrógeno (los números que se encuentran separados por guiones que se ven en el envase) ya que cada tipo de fertilizante químico cuenta con una riqueza diferente.
Los fertilizantes pueden ser colocados en tres aplicaciones al año: una en primavera, la otra en verano y la otra durante el otoño.
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