Las plantas bulbosas son especies que tienen sus órganos subterráneos de reservas de nutrientes. Este tipo de planta se multiplican por semillas, troceando el rizoma y separando los bulbos.
Mediante la multiplicación por semilla de las plantas bulbosas se pueden obtener nuevas variedades y especies. Tengamos en cuenta que las semillas pasan de 3 a 5 años antes de que puedan florecer, si bien existen excepciones como las dalias enanas que se siembran al finalizar el invierno y pueden florecer el mismo año o las fresias que tardan 6 a 12 meses para comenzar su etapa de floración.
La descendencia por semilla es muy dispersa por la combinación de generes. En ocasiones se recurre a la propagación vegetativa gracias a la cual se pueden obtener individuos idénticos a su progenitor.
Normalmente la siembra de las bulbosas se realiza directamente en el terreno elegido, puede hacerse en recipientes plásticos o de madera. Es muy importante que se obtenga una humedad adecuada y que se mantenga lo más constante posible. La temperatura ideal ronda los 14 a 18 grados.
Cuando las platas tengan un tamaño apropiado se pasa a extraer del semillero y se la traslada a una maceta con sustrato, manteniendo la distancia de hasta 5 centímetros entre ellas. En el momento del traslado se debe tener cuidado de no dañar el tallo ni las raíces. Dependerá de la especie el hecho de colocarlas o no en un invernadero.
Si nos referimos a la multiplicación por bulbo debemos tener en cuenta que estos tienen un ‘disco basal’ de cuyo ápice nace el tallo floral.
Los bulbos pueden ser clasificados en escamosos y tunicados. Los tunicados cuentan con una base superpuesta de manera similar al de las cebollas, los bulbos escamosos presentan las bases imbricadas y de constancia. La multiplicación requiere una separación de bulbillos o hijuelos que se forman alrededor del bulbo original. Es importante saber que la floración se puede ir perdiendo año a año.
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