Si estás pensando colocar césped en tu jardín lo primero que debes tener en cuenta es conocer las características del suelo, el drenaje (para asegurarte que la tierra no se encharque en exceso), el pH y la tierra vegetal. Ten en cuenta que la capa de tierra vegetal debe medir al menos 10 centímetros de espesor.
Una buena manera de asegurarte que el jardín recibirá el agua que necesita es instalar un sistema de riego eficiente. En la actualidad y con unos pocos euros puedes conseguir un riego totalmente automatizado en el jardín, debes colocarlo antes de sembrar el césped, así evitarás el uso de las mangueras. La inversión valdrá la pena.
Gracias al riego automático programaras el tiempo y el sistema solo abrirá y cerrara el riego los días de la semana indicados.
Si bien en la mayoría de los casos no es necesario instalar una red de drenaje en algunos casos puede ser conveniente, en especial si el suelo es arcilloso, así se evitará el problema de acumulación de agua, el encharcamiento.
Al la hora de preparar el suelo puedes colocar un abono orgánico, puede ser estiércol, mantillo o turba. Ayudará a mejorar la tierra en el caso de que sea muy mala y mejorará el drenaje de los suelos arcillosos. La enmienda con arena se coloca en los suelos muy arcillosos, permite mejorar el drenaje y la capacidad de evacuar el agua en profundidad.
Antes de colocar las semillas o los panes de césped deberás labra el suelo una profundidad de 30 centímetros. El trabajo es duro y requiere de cierto esfuerzo, en el caso de los terrenos muy grandes se puede alquilar una máquina tipo rotavator o motocultor para remover la tierra fácilmente.
Cuando la tierra ya esté removida puedes colocar un abono de fondo de lenta liberación. Se colocan 5 ó 6 kilos por cada 100 metros cuadrados, este abono brindará fósforo, potasio y nitrógeno.