A continuación, nos ocuparemos de las seis especies de coníferas más utilizadas en la formación de setos con fines de delimitación y protección del jardín
Las principales especies de coníferas
A la hora de dar protección e intimidad a nuestro jardín, podemos elegir entre levantar una pared de ladrillos u otro tipo de muro de mampostería o bien optar por un seto vegetal, que si bien requiere de un mantenimiento periódico, resulta más decorativo y natural. Las principales funciones de las distintas especies de coníferas utilizadas en los setos es proteger del ruido y el viento así como de las miradas indiscretas. Si nos decidimos por esta opción, debemos optar por aquellas que nos aseguren un crecimiento de por lo menos dos metros de altura. Es recomendable utilizar alguna de las especies de coníferas que puedan entrelazar sus ramas más fuertemente.
Pero atención, las coníferas siguen creciendo, por lo que tendremos que podarlas regularmente, detalle a tener en cuenta para no renegar posteriormente. Otra opción es elegir especies enanas, las que a pesar de sus otras virtudes tardan un tiempo considerable en crecer. Sin embargo, elegir alguna de las distintas especies de coníferas no es la única opción posible. Hay varias clases de plantas que también pueden servir como barrera. Si lo que buscamos es formar una barrera visual durante todo el año, deberemos utilizar plantas con hojas perennes. Otra posibilidad son los setos caducos, ya que aportan su incomparable variación en la coloración de sus hojas. Aún en invierno, la vista de las plantas sin hojas es espectacular.
1. Ciprés lambertiano, de Monterrey o Macrocarpa.
(Cupressus macrocarpa, Cupressus lambertiana)
De las más empleadas por la rapidez de su crecimiento. Su talón de Aquiles es justamente que crecen desmedidamente si no se podan regularmente. Alcanzan más de 15 metros de altura y 4 de diámetro. Los subgrupos son el común que se destaca por sus hojas verde oscuras; el ciprés «áureo» con hojas amarillentas y el «Golden Crest», con hojas verdes más claras que huelen a limón. Es especial para jardines amplios donde podamos dejar una buena distancia entre cada ejemplar.
2. Ciprés arizónico o ciprés azul.
(Crupessus glaba, Cupressus arizonica)
Destaca por su resistencia a la sequía. Con diferentes variedades como la fastigata, la cónica, la variegada etc., todos con hojas verde-grisácea-azuladas. De gran crecimiento, supera los 20 metros de altura. Se debe plantar cada ejemplar a una distancia de 1,5 metros entre cada uno.
3. Ciprés común.
(Cupressus sempervirens)
El más clásico. Es una de las especies de coníferas más utilizadas en los cementerios para señalar el camino. Presente tanto en España como en amplias regiones de Italia. De rápido desarrollo en sus primeros años y más lento posteriormente. De copa compacta, llega hasta los 30 metros de altura. Las variedades más frecuentes son el ciprés piramidal (Cupressus sempevirens var. pyramidalis), el ciprés horizontal (Cupressus sempevirens var. horizontalis) y los menos frecuentes «Fastigiata», «Totem» o «Stricta». Respetar una distancia de 50 cm. entre cada ejemplar es suficiente para su buen desarrollo. Su crecimiento es algo lento pero requiere menos mantenimiento posterior.
4. Ciprés de Lawson.
(Chamaecyparis Lawsoniana)
En realidad no se trata de una especie de ciprés ya que -aunque de la misma familia-, pertenece a otro de sus géneros, la Cupressaceae. Se lo conoce como «falso ciprés» y por la forma de sus hojas se suele confundir con una tujha. Alcanza un tamaño enorme, de hasta 60 metros de altura si el clima es el propicio. Sin embargo, su crecimiento es lento y es fácil de mantener con las podas adecuadas.
5. Ciprés de Leyland
(Cupressus x leylandii)
Es una de las especies de coníferas híbridas resultado de la fusión entre un Cupressus macrocarpa y un Chamaecyparis nootkatensis. No alcanza grandes alturas (20 a 25 metros y 3 o 4 de diámetro). Se plantan con una distancia de 50 cms. entre ejemplares. Crece rápido y tolera las podas perfectamente.
6. Tejo.
(Taxus bacatta)
De aspecto piramidal y lento crecimiento. Llega a sólo 20 metros de altura, a razón de 30 cms. por año. Prefiere los ambientes húmedos y frescos, es especial para la montaña. En verano florece y sus frutos son tóxicos. Pertenece a la familia de los cipreses. No alcanza más que 18 metros de altura y su distancia de plantación entre ejemplares no debe superar los 50 a 60 cms. Es una de las especies de coníferas que brotan fácilmente de madera vieja a diferencia de los cipreses y soportan bien las podas. Si se recortan las ramas a ras del tronco, vuelven a aparecer nuevas.
Conclusión
Las coníferas son algunas de las principales especies utilizadas en todo el mundo a la hora de activar la jardinería como una opción de decoración más, y en este caso en particular queremos enseñarte las circunstancias por las cuales nosotros consideramos que bien podrías decantarte por alguna de sus variedades al momento de