Las hojas de las plantas se pueden volver amarillas cuando algo en su desarrollo no va bien. Entre las causas más frecuentes que provocan el amarilleo de las hojas encontramos la luz, los humos, la falta de abono, el calor, la falta de agua, algunas plantas.
Tengamos en cuenta que algunas hojas tienen cierto tono amarillo de manera natural, como es el caso del Croton. También puede pasar que algunas hojas se vuelvan amarillas de manera esporádica cuando esta terminando un ciclo ordinario de vida. En algunos casos sucede que si en el verano se ha regado mucho la tierra queda empobrecida, y si no es abonada con algún fertilizante rico en nitrógeno las hojas se vuelven amarillas y caen.
Otra causa es el exceso de la sal, en este caso el color amarillo puede estar acompañado de manchas marrones. Esto es muy frecuente en especies como las hortensias y las azaleas o en algunas variedades de helechos, que son muy susceptibles a los componentes del agua con las que se riegan.